sábado, 1 de mayo de 2010

Presentación


Dentro de nada tendremos el verano encima y a todos nos gusta lucir tipo.
Pero claro, no es lo mismo que en invierno, que vamos tan tapaditos y disimulamos un montón.
Lo malo es que en muchas ocasiones nos creemos todo lo que dicen las publicidades, y ante la desesperación al quitarnos la ropa y ver esos kilos de más que se han ido acumulando poco a poco pero queremos que se vayan deprisa deprisa. 

Entonces somos pasto de todos esas publicidades engañosas, dietas milagro etc etc.
Y lo peor de todo esto no es el dinero que perdamos, si no la salud que vamos dejando por el camino entre intento e intento.

 A todos también nos habrá ocurrido que hemos perdido peso muy rápido y nos hemos puesto súper contentos, pero luego hemos duplicado ese peso a mayor velocidad aun.
A todas estas, a nuestro cuerpo no le estamos haciendo ni caso.

Somos sordos, ciegos e ignorantes porque no lo escuchamos.
Si nos viéramos por dentro en un espejo como por fuera habría muchas cosas que de seguro no haríamos con nuestro cuerpo.
Poco a poco el ser humano se ha convertido en un animal sin instinto, porque es que no le hacemos ni caso.

Un ejemplo, muchas veces hemos escuchado o dicho:
Parece que esto sabe raro ¿no? No se lo noto diferente ¿verdad?
Pero al final ¡pá dentro!
Luego vienen las intoxicaciones y el.....¡Ya decía yo que me sabía raro!

Yo siempre fui muy delgada, antes de ser madre, una talla 36 o 38.
Lucia tipazo, vaqueros ajustados como un guante, de esos que cuando tienes más peso marcan también todos los defectos. Incluso pasé modelos para una boutique.
 Mi hijo nació cuando yo tenía 18 años y medio. Después como mucho llevaba una 42 durante el primer año tras del parto. Ocurrió igual cuando tuve a la niña a los 25.
Mi cuerpo volvía  a la normalidad sin problema. Como mido 1.68 los quilos que me quedaron cuando fui madre me sentaron bien y estaba contenta con mi cuerpo.

Pues hace unos años ocurrió lo que nunca pensé que me sucedería a mí, yo que me ponía un saco y me quedaba bien.
Contaré brevemente esta historia que no le deseo a nadie porque no solo fue tener  sobre peso Por momentos mi cuerpo se transformaba, empezaban a picarme las cejas y terminaba convertida en un monstruo que no me reconocía ni yo al mirarme en el espejo. Pensaba en la película el hombre elefante, que se quedaba corto conmigo.

Y  lo peor era no saber que me pasaba,  darme cuenta que los médicos no tenían ni idea y que me convertí en su conejo de indias por casi un año.
 Pasé de 60 kg a 87 en 11 meses. A no saber que talla llevaba, a ir a comprar ropa y terminar llorando si nada. Y sin que desaparecieran las transformaciones y tupida a pastillas  e inyecciones.

Muy duro y muy largo de contar.
Han pasado ya 18 años y estoy convencida de que tomé una de la decisiones más importantes de mi vida porque si no a lo mejor no lo estaría contando ahora.
Y esa decisión fue cuando tomé las riendas de mi salud pensando:
¡Si me muero, me muero yo sola, si me equivoco es mi responsabilidad, pero no voy a dejar que experimenten más conmigo ni que me mate nadie, yo no soy más conejo de indias de nadie!

Y nadie me mató, y me curé comiendo todo aquello que me prohibieron.
Hoy como de todo, pero estuve 7 meses absolutamente vegetariana para limpiar mi cuerpo de medicación, y me salvó la medicina natural, la homeopatía y la acupuntura con agujas y láser.
Pero lo peor de todo fue aceptar el diagnostico, saber que la naturópata tenía razón cuando me dijo:
Tu organismo está intoxicado y hay que limpiarlo pero eso no es problema, el gran problema es que tu cuerpo esta enfermó por falta de amor. Tu no te estás queriendo y te estás dejando ir.

Llega un momento amigos que solo te quedan dos opciones:
¡Estas en un charco de mierda hasta el cuello, o abres la boca y te la tragas y te hundes para siempre. O, estiras el cuello como las jirafas y sales del charco.!

Yo elegí la  del cuello de jirafa. Y cuando salí del charco miré desde la orilla y me dije:
¡Ni de coña entro más ahí! Ana, una optimista de la vida como tu, no puedes volver a caer.
Y no he vuelto más a visitar ese charco. Me quiero demasiado para arriesgarme solo a que me salpique.

En realidad siempre me he querido mucho, hasta que dejé de ser yo cuando no me reconocía y me perdí dentro de mí, y eso es muy chungo, se pasa muy mal.
Es ahora que me sentía fuerte para contarlo y compartirlo y sin darme cuenta he empezado a llorar ¡que fuerte!
Pero bueno ya está, sigue Ana.

Tuve que soportar un golpe más fuerte para que me diera la última sacudida. Que mi querida amiga Jenni viniera a buscare al trabajo  por que mi niña de cinco añitos se calló de unos 15 mtrs. y estaba en el hospital en coma. 

Una barandilla en mal estado joder, tuvo que pasar para que las arreglaran todas. 
Ella no estaba sola, se le fue de la mano a su hermano mayor de 12 años y casí se tira a buscarla, estaban buscando al perrito de la amiga por nuestra urbanización.

Yo no podía permitirme el lujo de perderme dentro de mí, de no estar 100 x100.
Hoy parece una pesadilla, pero pasó. Me dicen los amigos Ana eres fuerte.
Yo me pregunto ¿me quedaba otra?
 Siempre pensamos que no podemos más, pero si podemos, yo lo se, y podemos ser muy felices porque todos los días sale el sol.

Se me ocurrió una idea que comparto a ver que pasa.
Me gusta escribir, me hace sentir bien y siempre lo he hecho para hablar conmigo, con mi querida amiga Ana jejeje y he aprendido tanto de todo esto. Que me he hecho hasta un viaje al interior para descubrirme a mi misma y preguntarme que quiere Ana, no que esperan de Ana.
Y hoy soy tan feliz conmigo misma, aunque a veces me también me cabreo conmigo, pero luego vuelvo y me enrollo cuando me digo:
Ehhhhhhhh ¿qué estás haciendo? Nooooo
Y entonces cojo aire y sonrío. La mejor medicina.

También soy una amante de la cocina, me curé con comida de forma sana, le eché muchaaaaaaaaaa imaginación sino no hubiera aguantado.
En enero empecé mi blog “Cocina creativa con amor”. Y desde hace aproximadamente un año que llevo mi blog de "Pensando sobre un papel", que fue un regalo de cumpleaños que me hicieron.

Pero no conocía a otros blogeros hasta hace apenas nada que me invitaron a participar en estos clubs en Internet que me han dado la oportunidad de leer y visitar otros blogs y comunicarme con personas con inquietudes similares a las mías.
Pues sumando todo he pensado que mi historia pueda ayudar a otras personas porque he leído a compañeros muy tristes y la buena alimentación es salud y genera sonrisas y alegra el alma, sobre todo cuando sabes que no estás solo.
Así que si me quieres seguir, esta es la primera parte de mi idea, donde a través de la palabra con cariño, con recetas, fotos y sentimientos trataré de contar una historia a la que le he puesto por nombre

Somos lo que comemos

¡Quiérete!

4 comentarios:

Ana Rial Ybáñez dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Muy interesante, a parte de que el contar lo que paso por una intoxicacón en tu organismo hace pensar que en realidad por muchos comentarios o publicidades absurdas nos metemos muchas cosas en el cuerpo sin saber con certeza las reacciones posibles que nos pueden dar...
Te felicito por cada uno de tus blogs a cual de ellos mejor(y no es amor de hija)jejeje
Te quiero mucho mama.Besitos
Por cierto,aprobecho para felicitarte por el día de la madre,Aunque yo no lo sea para opinar con certeza sé que ese lugar no es facil, y nadie nace enseñado para serlo,cada persona es un mundo y como yo me conozco y sé que no soy nada facil... Te agradezco por todo lo que me has dado y enseñado desde que naci hasta hoy, ante mis ojos eres la mejor madre del mundo aunque no te demuestre mis pensamientos nadie conseguira cambiar esto que siento,te amo mucho mami.
¡Feliz día de la madre!

Laube Leal dijo...

Ana, estoy alucinada... Pero qué fue lo que te pasó exactamente, si es que se puede contar?. Te intoxicaste con algo concreto y tu cuerpo no supo eliminarlo?. Joé, me tienes anonadada. No me imaginaba que hubieras pasado por todo ese calvario. Espero de corazón que ya estés bien del todo y que nos vayas contando cómo lo superaste.
Un besote enorme

Comer especial dijo...

Ana, ¿qué pasó con tu nena? Dices que estuvo en coma y ahí ya... Comprendo con claridad lo que expresas de la intoxicación, el quererse y demás. Me alegra leerte y ver que sigues adelante con optimismo. Besos, guapa.