domingo, 2 de mayo de 2010

Perdida

Perdida dentro de mi y buscándome sin encontrarme al mirarme en un espejo.
Callándome mis miedos al ver el reflejo de la sorpresa incrédula y del miedo disfrazado de temor ante la incertidumbre y la impotencia pero no el rechazo en los ojos de los que me quieren.
No queriendo preocuparlos más comiéndome mis propios miedos y mi impotencia de no saber que pasa.

Veo como mi pequeña mira asustada la cara de mamá que no se reconoce así misma y se esconde en el sofá. Ella va a la nevera y me trae la bolsa de kilo de guisantes congelados.
¡Toma mami! Te pondrás bien, tu siempre eres guapa.

El asombro en la cara de la gente, es un pueblo, me conocen, preguntan, cuchichean mi rápido cambio y creen que no los veo.
En el trabajo ves como te observan a ver si repites, unos con preocupación, los menos, otros con curiosidad, muchas veces mal hiriente y con toda falta de tacto.
Sobre todo por si tienes que abandonar tu turno corriendo y sustituirte.
O cuando el jefe hace notar que ya está harto.

El día a dia, sigues, no se para, pero no quieres dar explicaciones, ¿de qué? ¿de algo que no asimilas y menos entiendes?
A ti que te gusta tanto hablar, comunicarte, ser abierta, naciste así, cada día tienes menos ganas.

Si pudieras estarías todo el día metida en la cama a oscuras sin ver a nadie, en silencio.
Callarías hasta tus pensamientos, pero no puedes.
Tienes miedo pero callas, no lo compartes, es tu secreto, ante los demás solo estás más seria y comunicativa que lo normal, más triste.

Disimulas, dices que son los medicamentos, que como tu nunca tomas nada no te sientan muy bien anímicamente y continuas cambiando el tema.
No quieres preocupar más.
Es duro ver en los ojos de los que te quieren que quieren ayudarte, hacerte la vida más fácil, pero no está en su mano.

Que vas a decir cuando vigilan tu sueño que por las pastillas pueden ser horas y horas sin despertar y te despiertan asustados.

Cuando tu hijo se sienta en la escalera frente a la puerta del baño mientras te metes en la bañera con hielo y oyes como te pregunta:
¿Mamá, estás bien?
Si cariño, no te preocupes.

Tu madre te cuida con el mismo mimo que cuado eras pequeña.
Tu marido vela tu sueño, porque te da miedo dormir, porque te ha dicho un médico en urgencias que igual que se te inflama cualquier parte del cuerpo se te puede inflamar la lengua dentro de la boca y asfixiarte.

Y que corra a pincharme. ¡Venga más corticoides! Simpático el muchacho ¿no?
¡A ver quién coño duerme tranquilo!

Cuando aparece por donde le da la gana y sin avisar esta mierda de inflamación que me convierte en un monstruo que me miro y no me veo, que me da miedo de lo que veo en el espejo porque eso no soy yo joder.
¿Qué me está pasando? ¿tendré un cáncer y me estaré pudriendo por dentro y esto es un aviso por fuera?

¿Pero a quién le digo yo esto que pienso, que siento? ¿A mi familia? ¡Ni hablar!
¡Ya bastante tienen y hacen los pobres! Para qué los voy a preocupar más.
¿A los médicos? No tienen ni puta idea de lo que me pasa.

Soy vulgar en el lenguaje ahora, lo se.
Ahora que lo cuento me lo puedo permitir después de todo lo que pasé.
Y lo digo de corazón. Por su prepotencia. Por jugar a ser Dioses.
Por ser cobardes y no reconocer que no sabían que me pasaba.
Por no decírmelo y cambiar un poco, hablar conmigo, por mantenerse tan lejos cuando necesitaba ayuda y no decirme más humanamente si quieres podemos intentar esto.

Porque me vieron muchos. El cabecera, el de turno cuando el mío no estaba.
En urgencias, el de turno en urgencias uno cualquiera de ellos de tantas veces.
Los dermatólogos, unos cuantos.
Los del departamento de alergias. Hasta el director y me llenaron el brazo de pruebas de arriba hasta abajo.

Nadie sabía que pasaba pero ponían cara de que si.
Como si fueran Dioses y yo una pobre mortal ignorante que solo debía seguir las indicaciones sin hacer preguntas incomodas.

Y yo, a la que no le gustaba ni tomar un jarabe, ni una triste aspirina. Que mi marido me echaba la broca porque me llevaba al médico, arrastras comprábamos las medicinas y no me las tomaba y yo con mis remedios naturales. Y él me decía que si pensaba que me iba a curar solo con ir a comprar en la farmacia.

Pues confieso que tenía tanto miedo que por una vez en mi vida les hice caso y fui la mejor paciente del mundo y me tome todo lo que me decían, a sus horas y tratamientos completos.

Pero cada vez estaba peor y entonces me cambiaban el tratamiento.
Y yo les hacia caso como una niña buena a la que cada vez le vida le parecía que pasaba más lenta y que todo era menos importante y ya no tenia ilusión. Ni fuerza para proyectos nuevos. Y mi alma inquieta se escondió asustada y triste muy dentro de mi asfixiadita perdida y sin que su dueña tuviera ni ganas ni fuerzas de echarle una mano para que volviera a salir.

Pero aunque en esos momentos yo no lo veía el Sol iba a volver a salir, solo tenía que abrir los ojos y querer verlo y hundir mi alma en él para llenarme de energía para resurgir de mis cenizas como lo hice.

4 comentarios:

Cele dijo...

Lo has tenido que pasar realmente mal, pero lo importante es que has resurgido de las cenizas que eso es lo que realmente importa.
A veces nos sentimos asi, como tontos en manos de hombres que juegan a ser Dioses. A veces tenemos suerte y lo son.
Un abrazo

MariaCS dijo...

Gracias de verdad por haber sido capaz de entender lo que he intentado transmitir.
Me ha encantado la frase de tu página que dice que estas segura de que queda gente buena. Yo diría que mucha gente, aunque la que más ruido hace es la que no lo es.
Un saludo

Mariloh dijo...

Hola, tal como dice el refran los medicos son unos mata sanos nos cojen de conejitos de indias para poder entender la medicina y creo que el mejor medico de uno es uno mismo con la ayuda de ellos claro. Me alegra que todote haya salido bien y hayas sido una buena paciente porque para ser buen medico hay que ser buena paciente, y a ti te queda mucha caña que dar un beso grandote

Ana Rial Ybáñez dijo...

Mi querida Mariloh,

mi AMIGA en mayúsculas. Te quiero tanto y me quieres tanto, que me ha hecho una ilusión tremenda ver tu comentario. Gracias por tu apoyo SIEMPRE. Por quererme tal como soy, por aceptarme y que encima te guste mi forma de ser.
A medida que el libro vaya avanzando verás que vas a recordar muchas cosas y hará conmigo un viaje por el tiempo, ya que pretendo ir de atras hacia delante para que se comprenda mejor el relato.
Un beso ENORMEEEEEEEEEEEEEE